El Estado Romano ofrecía la posibilidad de que los esclavos pudieran tener la oportunidad de ser libres. Los romanos mentalizaban a éstos diciéndoles y convenciéndoles también, de que si lucharan por remedios sociales, podrían formar parte (a medias) de la sociedad y así, ser libres por fin.
Espartaco fue uno de los esclavos que lo puso en práctica, y cuando fue "liberado", se convirtió en una amenaza. Se escapó junto a setenta esclavos más de la escuela de gladiadores de Capua, con los que se refugió en el monte Vesubio y después lideró un ejército. El Senado envió dos ejércitos para derrotarlos, pero el ejército de Espartaco pudo con ellos, y empezaron a tener pánico.
Cuando se disponía a saquear la campiña italiana, el Senado eligió a Craso para derrotarlos. Éste organizó un ejército disciplinado que se enfrentó ferozmente contra las tropas desordenadas de Espartaco, que finalmente cayeron. Como advertencia, y para que no volviese a suceder, crucificó a los esclavos sobrevivientes de las tropas donde se encontraba la escuela.
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